Infancias

ENVIADO POR EL EDITOR EL Martes, 30/11/-0001 - 00:00:00 AM

Enrique Montalvo y Carlos San Juan Victoria (coords.), Entre siglos. Infancias, México, INAH / Bonilla Artigas, 2023.


Cristina V. Masferrer León*

 

Cada infancia es diferente y cada persona recuerda su niñez de una manera particular. A lo largo de ocho capítulos, este libro colectivo relata las diversas infancias vividas por las y los autores en distintas partes del país, pero ubicándose temporalmente a mediados del siglo XX. La manera como todos ellos entrelazan sus más antiguas memorias íntimas y los sucesos políticos nacionales nos lleva a un ejercicio autorreflexivo sobre nuestra propia niñez; creo que ésa es la mayor magia del libro.

 

En mi caso, me llevó a mi infancia y a las muchas memorias de mi familia, de las cuales daré sólo un ejemplo. Yo tendría nueve años cuando se me ocurrió (ahora no recuerdo por qué) que quería ser abogada, pero mis padres, inconformes con esa idea, me dijeron que eso era muy difícil porque tendría que aprenderme de memoria toda la Constitución. Entonces busqué un ejemplar y me puse a aprenderme de memoria todo ese mamotreto. Cuando llegué al artículo 82, me sorprendió leer que para ser presidente se requiere ser hija de padre o madre mexicanos, y como mis padres nacieron en el extranjero, concluí con gran desilusión que no podría ser presidenta. Ese día cerré el ejemplar, lo guardé y no quise abrirlo más. Hoy puedo decir que, en la infancia de mi hijo, una mujer ocupará la presidencia del país por primera vez, y que además ella se llama como dos de sus tías: Claudia.

 

Ese recuerdo no es sólo una anécdota, sino que puede analizarse a la luz de distintos procesos históricos y políticos fundamentales en México. Según dice Pilar Calveiro, “no hay memorias neutrales, sino que todas están marcadas por signos políticos específicos”.[1] Además, muestra cómo el pasado se vuelve pertinente en el ahora a través de la memoria, y las infancias ya transcurridas se relacionan con las presentes. Cada niñez sigue presente en la vida adulta de las personas que la narran.

 

La obra coordinada por Montalvo y San Juan toca los múltiples temas de la educación, los roles de género, las diferencias de clase, el racismo, la migración, la alimentación y la tecnología. Carlos San Juan Victoria relata en su capítulo las contradicciones de los estereotipos impuestos a las personas según se les identifique como hombres o mujeres. Maya Lorena Pérez Ruiz, por ejemplo, muestra la inteligencia, valentía y fortaleza de su madre, en flagrante oposición a la sumisión que se espera de la mujer.

 

Jorge Fernández Souza y Enrique Montalvo hablan acerca de las distinciones sociales y la violencia, no solo entre pares sino también por parte de los docentes, en las escuelas de Mérida. El texto de Claudia Mónica Salazar Villava también nos remite a la educación, pero ahora con énfasis en las distinciones de género, pues relata la diferencia que hicieron sus padres entre la educación de las hijas y la del hijo. Claudio de Jesús Vadillo López aborda su educación en una escuela pública, pero con un proyecto singular que le permitió apasionarse por distintos ámbitos e incluso aprender a reparar aparatos eléctricos.

 

El relato más lleno de colores, pero también, por mucho, el más duro, pues comienza y termina con la muerte del padre, es el de Maya Lorena Pérez Ruiz. También Ilán Semo refiere la muerte, ahora de su abuelo, como algo que lo marcó. De hecho, a lo largo de los distintos capítulos del libro, los abuelos y las abuelas aparecen una y otra vez, y me parece que es sumamente importante subrayar esto. Con ello se muestra que este entrelazamiento de generaciones es fundamental en la infancia y, por lo tanto, en las memorias posteriores sobre ella que dan forma al presente.

 

Para Alessandro Portelli, la memoria “no es un archivo del pasado, sino el proceso que transforma los materiales del pasado en materiales del presente, reelaborándolos continuamente”;[2] ello queda patente en el último capítulo, escrito por Vadillo López, quien entiende la infancia de sus nietos durante la pandemia de covid-19 gracias a que recuerda los problemas de salud que sufrió cuando era muy pequeño.

 

Quisiera comentar, por último, que el libro forma parte de la colección Heterotopías, concepto que Michael Foucault define como “espacios absolutamente otros”.[3] La característica de la heterotopía es que “tiene como regla yuxtaponer en un lugar real varios espacios que normalmente serían, o deberían ser, incompatibles”.[4] Las heterotopías frecuentemente son heterocronías, ya que yuxtaponen distintos tiempos. Esta publicación encaja de manera ideal allí, pues en ella se representan diversos espacios y se acumulan “todos los tiempos, todas las épocas, todas las formas y todos los gustos”.[5] Su lectura es veloz, no sólo por la sencillez del lenguaje sino, sobre todo, por lo apasionante de los relatos, que de inmediato despiertan nuestras propias memorias, pensamientos y emociones. 

 

* Dirección de Etnohistoria, INAH.
[1] Pilar Calveiro, “Los desafíos de la memoria”, Gilda Waldman y Maya Aguiluz (coords.), Memorias (in)cógnitas. Contiendas en la historia, México, UNAM, 2007, p. 247.
[2] Alessandro Portelli, “Elogio de la grabadora: Gianni Bosio y los orígenes de la historia oral”, Historias, núm. 30, 1993, p. 6.
[3] Michel Foucault, Genealogía del racismo, La Plata, Altamira, 2008, p. 4.
[4] Idem.
[5] Ibidem, p. 7.