Toda la historia en el presente: lema-sello de los números gemelos 19 y 20 dedicados a la historia ambiental

ENVIADO POR EL EDITOR EL Martes, 30/11/-0001 - 00:00:00 AM

Revista digital Con-temporánea. Toda la Historia en el Presente, núms. 19 y 20 (enero-diciembre 2023), México, Secretaría de Cultura / DEH-INAH.


Andrés Latapí*

 

Preámbulo

Hoy abrimos con un número doble dedicado a la historia ambiental, el cual pone sobre la mesa las diferentes maneras en que la sociedad ha convivido, perturbado, controlado, saqueado y destruido la base de su propio sustento. ¿Es loable hacer la crónica de nuestro derrotero? ¿Podemos aprender de ello? O bien, ¿callaremos para siempre? Dado que no queremos callar, he aquí los números 19 y 20 de Con-temporánea, magníficamente editados por el equipo conformado por los doctores Margarita Loera y Ramsés Hernández, junto con la coordinación editorial de la maestra Lourdes Domínguez. Su labor es motivo de celebración y reconocimiento debido a su esfuerzo constante para traernos al puerto en el que nos encontramos hoy.

 

Desde hace diez años contamos con esta revista, otro motivo para celebrar. En mis tiempos de estudiante, las revistas tenían dos o tres números. Esta edición es un sueño hecho realidad por nuestro querido amigo, el paciente Carlos San Juan, quien visualizó el futuro y lo construyó, armando poco a poco los números de Con-temporánea. Diez años de un formato que se adelantó a una época, hoy definitivamente digitalizada. Origen de nuestras preguntas y de nuestras profesiones. “¡Rásquenle!”, nos alentó Carlos San Juan, “búsquenle, hasta encontrarle. ¡Que las letras expresen las ideas, las ideas nos lleven a conceptos, y estos conceptos a propuestas! ¡Que quede la memoria!” He aquí el resultado.

 

Aterrizar la historia ambiental en una propuesta editorial emergida de las preguntas de la modernidad ilustrada de los siglos XVIII y XIX, planteadas en la incesante revisión del pasado, ya sea para justificar o para proyectar el presente. O bien para construir narrativas y políticas públicas a través de la memoria, del olvido y del recuerdo.

 

La presentación de hoy me lleva a reflexionar acerca de los números anteriores, específicamente los dedicados a Oaxaca, en donde se dijo de esta revista que era una “fotografía del tiempo”, tal como enunció por Walter Benjamin hace muchos años. O también —como Borges describió en El Aleph—, una experiencia igual a mirar en una ventana desde la cual puede verse todo, ya que detenemos al tiempo.

 

Sea cual sea nuestra percepción de la revista, hoy la tenemos aquí, cuando el presente absorbe el pasado y de alguna manera —incluso, psicoanalítica— integramos nuestra sombra al preguntarnos: ¿historia para qué? ¿Para quiénes? Por supuesto, la respuesta es: para nuestro presente.

 

La historia ambiental debe servirnos como una nueva brújula para adelantarnos a los acontecimientos, establecer nuestras posibilidades, alimentar nuestra esperanza y descifrar nuestro destino desde el presente; ése es su objetivo. Como decimos, Con-temporánea pretende detener el tiempo, incluso el futuro, en el presente.

 

La historia ambiental

La historia ambiental aspira, entre muchas otras cosas, a crear un cúmulo de datos útiles. Necesitamos conocer a fondo la cronología de los desastres causados por el cambio climático, tanto el de origen humano como el natural. Hay que trazar esta cronología considerando los cambios de uso del suelo y la aplicación de modelos económicos sucesivos, la contaminación industrial, la gentrificación y la vida moderna inequitativa, la escasez y abundancia de agua según las circunstancias sociales y geográficas, el abuso de las fuentes de energía, la polución que alcanza selvas, islas y mares.

 

La historia ambiental nos debe servir para comparar lo que estamos haciendo con las decisiones que otros han tomado en épocas anteriores, y si nuestras respuestas serán desastrosas y nuestra actitud medrosa e irresponsable, tanto como para pensar (tal cual hacen algunos) que es mejor no ver lo que viene; o también, para decidir si confiaremos en que podemos construir futuros promisorios aprendiendo del recuerdo. Nos debe servir para tener una visión crítica de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 y no elevarla a dogma sino darle su lugar como un marco de referencia más robusto pero susceptible de cambio, lo mismo que a los indicadores de las otras convenciones internacionales. Debemos adaptar todos estos planes a contextos cambiantes, con objetivos divisibles, con visión histórica de corto y largo plazo que vaya desde hoy hasta más allá de unas cuantas generaciones.

 

Muy bien. A través de la historia ambiental podemos explicar y entender el cambio climático en los distintos momentos de la humanidad. ¿Y de qué nos sirve eso? Tal como ocurre con toda ciencia histórica aplicada, hay que documentar para corregir; de esto tenemos ejemplos tremendos en la disciplina, como el de Betty Meggers, quien en su magnífico libro Amazonia. Un paraíso ilusorio publicado por Siglo XXI (1971) nos habla de las adaptaciones de los pueblos amazones durante un caso extremo (5000-4000 a. e. c.) del fenómeno conocido como El Niño. Bajo un régimen meteorológico de lluvia constante, los habitantes cambiaron sus formas de vida, tecnología, y organización social, gracias a lo cual sobrevivieron hasta la llegada de los europeos.

 

Otro ejemplo se encuentra en Aridoamérica (Sonora/Arizona), donde se presentó una gran sequía unos cinco mil años atrás. Según datos arqueológicos, alrededor del 2400 a. e. c. los habitantes de la región se convirtieron en seminómadas, cambiaron sus patrones de asentamiento y elaboraron una cosmovisión diferente. Esto no sucedió entre los vikingos ni los mayas antiguos, ni en Teotihuacan, Mesopotamia, el valle del Indo imperial o la isla de Pascua. Ahí no cambiaron y, por ello, colapsaron.[1]

 

Los números 19 y 20 de Con-temporánea

Por un lado, como bien señalan los editores, la idea de naturaleza no estaba implicada en el pensamiento sino hasta el siglo xix, y en las políticas públicas de los Estados modernos apareció hasta mediados del xx. La historia de la idea de naturaleza ha estado ligada a la de los avances y descubrimientos científicos, los cuales producen una mejor comprensión del ambiente y de la vida misma. Cambiamos la relación hombre-naturaleza a través de los descubrimientos de la biología, la química y la física, y también al desarrollar tecnología capaz de medir con precisión la profundidad del mar y del territorio, y ampliamos nuestras fronteras.

 

Ése es el punto de todo lo que he dicho: construir una historia de este pasado-presente actual, marcado y cronometrado, temporalizado por lo efímero de la existencia y vivido a través del relato. Los editores me pidieron para estos números una presentación-reseña de los contenidos, de las argumentaciones, de lo que nos aporta cada artículo, tan heterogéneos entre sí, con puntos de partida y marcos de referencia diferentes, pero guiados por el concepto de historia ambiental. Decidí remontarme a la Ilustración, cambiando tal vez la lógica de la revista, tratando de leerla de otra manera al orden propuesto, para poder categorizar cada texto a través del pensamiento y de la acción humana. Así, elaboré una propuesta taxonómica de acuerdo con las categorías del filósofo Immanuel Kant. Por supuesto que no son divisiones necesariamente puras, pero bien nos sirven para orientarnos por estos números gemelos de la publicación.

 

1. La lógica, narrativa racionalmente construida a través del análisis de la historia basada en axiomas de la investigación, de la documentación con datos específicos, análisis y conclusiones. A esta categoría pertenecen los textos de Erica Domínguez, Francisco Aguilar, Claudio Vadillo y Andrés Latapí y las entrevistas de Ramsés Hernández y Margarita Loera.

 

2. La ética, cuando se establece una condición de daño moral, injusticia o violencia. Descripciones puntuales sobre procesos específicos en la relación sociedad-medio ambiente. A esta categoría pertenecen las contribuciones de Marcela Dávalos, Osvaldo Murillo y Christian Páez, el muy bien documentado artículo de Víctor Rodríguez, la entrevista de Lolita Chávez hecha por Alba Hernández y Ángela Bastian, y las reseñas de Laura Colín y Martín Vilariño.

 

3. La visión estética, en la cual caen los sistemas de creencias, los rituales, la organización social, la más amplia cosmovisión (inclusive estados oníricos e inconscientes) en relación con la idea de la naturaleza. Aquí ubico los textos de David Jiménez y Emilia Torres, Carlos Hernández, Alejandra Pacheco y Carlos Robles, Elizabeth Mateos, Florencia Mercado, el texto de Margarita Loera y Ramsés Hernández sobre el santuario del Señor del Sacromonte, la entrevista de este último a Pedro Páez.

 

Una revista digital

Para leer contemporánea hay que ser contemporáneos. No se puede leer a la luz de las velas. La historia ambiental se ve desde el presente, es decir, desde el momento que encendemos nuestra pantalla. Para ello necesitamos servicios eléctricos de calidad, ¡que no haya apagones! (¡imagínense uno a la mitad de la historia!), servicio de internet permanente, un dispositivo electrónico, programas computacionales y aprender todo un lenguaje en construcción. Se nos exige que conozcamos los programas y que podamos acceder a la plataforma. Si eres nativo digital, podrás “navegar” sin contratiempos; si no, quizá algún día naufragues o prefieras retornar a la seguridad de la tinta y el papel.

 

Forma parte de la historia ambiental cómo estos dispositivos que necesitamos llevan un hardware (cuerpo) de plástico, de metales extraídos mediante minería a cielo abierto (litio, cadmio), de tierras raras, todos ellos con impactos ambientales por la forma como se obtienen, procesan y desechan. ¿Su destino será el reciclaje, o será acabar en el mar, enterrado, incinerado o acumulado?

 

El conocimiento generado en estos números de historia ambiental no está exento de teoría, método, protocolos de investigación, trabajo de campo o visión desde los muchos campos de los saberes. Por eso, si se trata de transmitir conocimientos, la revista es ideal, ya que ofrece un marco de referencia valioso para todo aquello que se relacione con ciencia, técnica o política. Bien que el lector se encuentre aislado o no, que lea porque algún maestro se lo mande o por puro gusto, que sea parte de un seminario académico o que lo tomen de texto básico en alguna universidad, o en una oficina de alguna ONG o en una gubernamental, el reto es que tengamos interés en todos estos temas... y que se lea.

 

Tlalpan, Ciudad de México, 16 de octubre de 2024 

 

* Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH; Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, FM-UNAM.
[1] VV. AA., La decadencia económica de los imperios, trad. Blanca Paredes y Emili Giralt, Madrid, Alianza Editorial, 1973; Jarell Diamond, Colapso. Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen, trad. Ricardo García, Barcelona, Debate, 2012; Clive Ponting, Historia verde del mundo, trad. Fernando Inglés, Barcelona, Paidós, 1992; Geoff Mann y Joel Wainwright, Leviatán climático. Una teoría sobre nuestro futuro planetario, trad. Víctor Altamirano, Madrid, Biblioteca Nueva, 2018.