En la búsqueda del padre
ENVIADO POR EL EDITOR EL Martes, 30/11/-0001 - 00:00:00 AMNara Milanich, ¿Quién es el padre? La pregunta por la identidad paterna a lo largo de la historia, México, Siglo XXI, 2023.

Monserrat Cabrera Castillo*
Describir la paternidad resulta una labor compleja, dado que existen diversas interpretaciones que varían en matices y están condicionadas por la perspectiva desde la cual se aborde el tema. Los conceptos en torno a la paternidad son numerosos y en ocasiones contradictorios, no sólo en el ámbito social, sino también en la experiencia individual.[1] Definir la paternidad ha sido un desafío complejo, pues siempre ha sido entendida como naturalmente incierta, mientras que la maternidad se considera obvia y evidente, gracias al hecho empírico del parto; es decir, la identidad paterna debe ser casi descifrada, más que definida. Pero, ¿cuál ha sido la complejidad de la identidad paterna? Este fascinante libro explora precisamente ese tema.
Antes de sumergirnos en un análisis del texto, es relevante señalar que la autora ha llevado a cabo una labor interdisciplinaria[2] destacable. A través de una perspectiva etnohistórica, aborda un tema que, en apariencia, podría parecer simple, pero que, como veremos, está lleno de complejidades y variaciones.
Si no eres aficionado a los “chismes”, es posible que este libro no sea de tu agrado; sin embargo, si posees cierto interés en la antropología, encontrarás este libro cautivador hasta el punto de que te resultará difícil dejar de leerlo, todo a raíz de una simple pregunta: ¿Quién es el padre? En esta obra encontrarás, por ejemplo, el desarrollo en el tiempo de las pruebas de paternidad, pero también un recuento histórico del gran interés entre la comunidad científica, los tribunales, la sociedad y hasta los medios de comunicación por descifrar las paternidades. Mediante los registros en la prensa y los relatos de las investigaciones para dar con esposas infieles, maridos engañados o padres esquivos, hasta intercambios de recién nacidos en hospitales o la apropiación de bebés como práctica sistemática, por ejemplo, en la dictadura argentina. Este libro aborda un tema que inicialmente puede parecer subjetivo, pero que ejercerá una profunda influencia e impacto en la sociedad, y lo lleva a diferentes planos, ya no sólo a lo familiar, sino a lo colectivo y hasta lo político.
¿La paternidad es una relación biológica o social? ¿Cuáles son los intereses culturales, económicos y políticos detrás de establecer fidedignamente una paternidad? Estas preguntas han surgido en contextos históricos de disputa por la manutención de menores y la herencia. La cuestión de la paternidad es de envergadura pública, no solo privada: es importante para las familias, las sociedades y los Estados.
Nara Milanich explora la evolución histórica y cultural de la paternidad, pues (como bien menciona) la transformación y la variación de la paternidad no es únicamente asunto de la biología, sino que es un proceso totalmente ideológico, según ejemplifica ella misma exponiendo las prácticas en torno a dicho concepto y cómo éstas han cambiado a lo largo del tiempo, especialmente con los avances en la tecnología de reproducción asistida y la genética.
La autora examina el impacto de los cambios en la estructura familiar, como el matrimonio, el divorcio y la reproducción asistida, y en nuestras percepciones sobre la paternidad, lo que ha generado nuevos dilemas legales y éticos. Así, la autora demuestra que han surgido enfoques innovadores para determinar la paternidad, influenciados por diversas necesidades sociales, económicas y gubernamentales. Estos métodos abarcan desde el análisis de marcadores genéticos hasta la inspección detallada de rasgos físicos como huellas dactilares, pliegues de orejas, estructura dental, textura capilar y tonalidad de piel.
Uno de los temas principales del libro es cómo la comprensión de la paternidad ha sido moldeada por factores surgidos de muy distantes ámbitos. Milanich investiga las nociones de paternidad a lo largo de diferentes periodos históricos y en diferentes culturas, desde la antigüedad hasta la era moderna.
La autora señala que el concepto de parentesco va más allá de una relación meramente privada, abarcando una amplia gama de implicaciones públicas, políticas y económicas. La evolución de la figura paterna hacia su definición como progenitor biológico se relaciona, en parte, con el auge del interés en la genética, la eugenesia y la ciencia racial durante los años veinte, periodos que coincidieron con el auge del nazismo. Estas disciplinas científicas estaban inevitablemente influenciadas por las demandas e intereses de su contexto histórico.
En paralelo a lo anterior, el rechazo de ciertas normas morales victorianas por parte de las feministas condujo a un cambio de paradigma: por ejemplo, se comenzó a reconocer la responsabilidad del hombre en la crianza de hijos nacidos fuera del matrimonio. Este cambio fue considerado de interés social, promoviendo la participación activa de los padres en el cuidado y manutención de sus descendientes; sin embargo, las implicaciones sociales y políticas derivadas de los criterios que cada época establece para definir la paternidad trascienden ampliamente la dimensión melodramática del tema. Durante el siglo XX, los motivos que impulsaron tales investigaciones podían abarcar proyectos de “clasificación racial” (un tema que el nazismo elevó al nivel de política estatal), cambios de ciudadanía, disputas legales por la manutención o hasta interrogantes sobre la libertad sexual de las mujeres.
La búsqueda del padre se alinea, por ejemplo, con el surgimiento de la primera ola feminista. Durante los años veinte y treinta, hubo movimientos de mujeres tanto en América Latina como en Europa y Estados Unidos. Las activistas latinoamericanas pusieron gran énfasis en responsabilizar a los padres no sólo de reconocer al hijo o hija, sino de cumplir con todo lo que ello implicaba.
La prueba de paternidad pudo ser empleada como herramienta tanto por movimientos feministas como antifeministas. En ciertas ocasiones, las pruebas respaldaban el testimonio de una mujer sin cuestionar su integridad moral, o incluso conseguían más. Si demostraba veracidad mediante los resultados, esto no sólo beneficiaba en la obtención de apoyo financiero y reconocimiento paterno para su hijo, sino que también fortalecía a cualquier mujer que enfrentara una situación similar; sin embargo, este proceso no siempre transcurría sin contratiempos, ya que en ciertas ocasiones los resultados no cumplían las expectativas. Esto dejaba a la mujer vulnerable a críticas y desconfianzas, disuadiendo a otras mujeres de emprender acciones similares contra padres “inciertos”.
Así, la tecnología en sí misma carece, aparentemente, de una inclinación política inherente. En ocasiones, tanto movimientos como individuos con posturas opuestas pueden aprovechar este recurso de la tecnología genética para sus propios objetivos.
Por otro lado, estaba surgiendo un creciente interés en el campo de la genética y las bases biológicas de la identidad, el comportamiento y las estructuras sociales. Es evidente que la demanda de pruebas de paternidad está estrechamente relacionada con este ámbito de investigación científica. Así, por un lado, surge la necesidad de identificar al progenitor mediante análisis genéticos en el contexto histórico actual. Al examinar la evolución de las pruebas de paternidad, resulta evidente que esta narrativa está entrelazada con la historia de género, sexualidad y la infancia, pero también con la historia de la etnicidad y el desarrollo de las naciones.
El libro también aborda cuestiones contemporáneas como la paternidad en familias no tradicionales, la diversidad de modelos de familia y los desafíos legales y éticos planteados por la tecnología genética, como la paternidad subrogada y la fertilización in vitro. En ciertos casos de reproducción asistida, se recurre al esperma donado, y estos hombres no suelen ser considerados padres en términos socio-legales. Esto ilustra cómo la lógica social sobre la paternidad puede superar a veces a la teoría biológica.
Además, Milanich examina cómo la genética ha influido en la determinación legal y social de la paternidad, especialmente en casos de disputas sobre filiación. También se discute la influencia de dicho concepto en la identidad y el sentido de pertenencia de las personas, especialmente en casos de adopción, crianza por padres no biológicos o revelaciones tardías sobre los progenitores.
Esta historia cultural de la paternidad nos ofrece una mirada detallada y multidisciplinaria a la manera en que la sociedad ha entendido y negociado la paternidad a lo largo del tiempo, desde las civilizaciones antiguas hasta la era moderna, a través de cambios culturales, científicos y legales. En conversación con nuevas ideas sobre la familia y el género, el libro explora la presencia de diversas formas de paternidad (biológica, emocional, social, legal) que a menudo entran en conflicto, proporcionando una reflexión sobre los dilemas planteados por las tecnologías y las prácticas novedosas, como la adopción trasnacional. Sin embargo, su principal objetivo es desafiar la exclusividad atribuida a la biología al destacar la historia y complejidad asociadas a la pregunta sobre la paternidad. Ahora no sólo importa quién es el padre, sino quién queremos que sea y qué significa en los hechos la paternidad.
* Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH.
[1] Patricia Ortega Silva et al., “La paternidad en un entorno diferente”, Revista Electrónica de Psicología Iztacala, vol. 15, núm. 2, junio de 2012, pp. 723-740.
[2] Milanich pasó parte de su niñez y adolescencia en Chile y Brasil debido al trabajo de su madre, quien es antropóloga. Actualmente, se desempeña como historiadora en la Universidad de Columbia, donde centra su investigación en el desarrollo social del concepto familia.